En “El paradero de Antonia” las cualidades del color se regirán por el concepto central “El deterioro”, por lo que se privilegiará la desaturación a través del uso de grises, marrones y superficies oxidadas de materiales principalmente metálicos.
Existirá una tendencia de tonalidades frías, como el verde y el azul. Este último será el tinte que permanecerá a lo largo de todo el cortometraje. La razón de la elección de la temperatura de color más fría tiene que ver con dos aspectos: El primero corresponde a las condiciones climáticas en las que se llevará a cabo la filmación, es decir, en invierno. El segundo, tiene que ver con reflejar la frialdad del mundo en que nuestros protagonistas. Ana una mujer marginada y “huacha” busca a su hija que se ha escapado de un hogar de niñas.
Con respecto a la simbología del color se destacará la presencia del verde que contrasta con los tonos grises, representa es un color fresco y es comúnmente símbolo de la esperanza que posee Ana de recuperar a su hija.
En el vestuario el color tendrá una mayor importancia simbólica, cada personaje será perfilado con un tipo de tonalidad, de acuerdo a sus características psicológicas y sociales. En el caso de Ana, se utilizarán tonos oscuros que contrasten con los fondos más iluminados, la aparición de los azules y verdes estará en los uniformes de guardias y gendarmes.
Se trabajará con alto contraste en la imagen, principalmente con el contraste por luminosidad y por temperatura.
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